¿Existió Jesús? - PARTE 1: TÁCITO
- Imago Dei
- 22 abr 2020
- 5 Min. de lectura
Por James Rochford
Jesús de Nazaret ha tenido más impacto en la historia del mundo que cualquier otro hombre que haya caminado sobre la faz de la Tierra. En su libro de 2013 Who’s Bigger? Where Historical Figures Really Rank [¿Quién es más grande? Donde las figuras históricas realmente se clasifican] (publicado por Cambridge University Press) Steven Skiena y Charles B. Ward colocan a Jesús de Nazaret como la figura más significativa de toda la historia de la humanidad.
Y con razón. Dos mil años después, este predicador sin dinero ha puesto el mundo patas arriba.
Así que podría sorprenderte incluso cuestionar si Jesús de Nazaret existió o no—aunque algunos escépticos están haciendo seriamente esta afirmación. Por ejemplo, Christopher Hitchens escribió sobre la "altamente cuestionable existencia de Jesús" [1] Bertrand Russell escribió, "Históricamente es bastante dudoso si Cristo existió alguna vez, y si lo hizo no sabemos nada de él." [2] Siguiendo sus pasos, muchos sitios web ateos se aferran al mitismo—la noción de que Jesús fue simplemente un mito creado por la iglesia primitiva.
¿Cuál es la evidencia de la existencia de Jesús de Nazaret? ¿Fue el mundo cambiado por un hombre o por un mito? Aunque se puede hacer un caso completo y sólido apelando a los documentos del Nuevo Testamento, aquí solo apelaremos a los testigos hostiles de la historia de fuera del Nuevo Testamento.
En este primer artículo, comenzamos apelando a Cornelius Tacitus (c. 55 - c. 117 d. C.), quien sirve como una de las mejores fuentes históricas del mundo antiguo. De hecho, Van Voorst afirma que Tácito es "generalmente considerado el más grande historiador romano". [3] En el libro 15 y el capítulo 44 de sus Anales, cuenta la persecución del emperador Nerón a los cristianos en Roma (64 d.C.).

"En consecuencia, para deshacerse del informe, Nerón se aferró a la culpa e infligió las más exquisitas torturas a una clase odiada por sus abominaciones, llamada cristiana por el pueblo. Christus, de quien el nombre tenía su origen, sufrió la pena extrema durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato, y una superstición muy traviesa, así comprobada por el momento, estalló de nuevo no solo en Judea, la primera fuente del mal, sino incluso en Roma, donde todas las cosas horribles y vergonzosas de todas partes del mundo encuentran su centro y se hacen populares. Por consiguiente, primero se arrestó a todos los que se declararon culpables; luego, según su información, se condenó a una inmensa multitud, no tanto por el delito de incendio de la ciudad como de odio contra la humanidad. Se añadieron burlas de todo tipo a sus muertes. Cubiertos con pieles de bestias, fueron desgarrados por perros y perecieron, o fueron clavados en cruces, o fueron condenados a las llamas y quemados, para servir como iluminación nocturna cuando la luz del día había expirado. Nerón ofreció sus jardines para el espectáculo, y estaba exhibiendo un espectáculo en el circo, mientras se mezclaba con la gente en el vestido de un cuadriguero o de pie en un coche. De ahí que, incluso para los criminales que merecían un castigo extremo y ejemplar, surgiera un sentimiento de compasión; pues no era, como parecía, por el bien público, sino para saciar la crueldad de un hombre, que estaban siendo destruidos". [4]
¿Podría ser una interpolación o falsificación cristiana?
Van Voorst afirma que "la gran mayoría de los estudiosos [están de acuerdo] en que este pasaje es fundamentalmente sólido". [5] Él da cuatro razones del porqué: (1) el estilo es el mismo que el resto de la escritura de Tácito; [6] (2) encaja con la quema de Roma mencionada anteriormente en el capítulo; (3) un interpolador cristiano no habría sido tan negativo hacia los cristianos ("odiado por sus abominaciones" "superstición traviesa" "horrible y vergonzoso" "odio contra la humanidad"); (4) un interpolador cristiano no habría sido tan escueto y sucinto al describir a Cristo. Habermas y Licona coinciden, "La mayoría de los estudiosos aceptan este pasaje de Tácito como auténtico," [7] e incluso el erudito crítico John Meier escribe, "A pesar de algunos débiles intentos de mostrar que este texto es una interpolación cristiana en Tácito, el pasaje es obviamente genuino. No sólo está atestiguado en todos los manuscritos de los Anales, sino que el tono anticristiano del texto hace casi imposible el origen cristiano." [8]
¿Por qué Tácito lo llama Cristo? ¿Por qué no lo llama Jesús?
En el contexto del capítulo 44, Tácito intentaba explicar de dónde venían los "cristianos". Tiene más sentido para él llamar a su fundador "Cristo", en lugar de "Jesús". Además, en esta etapa de la historia, el nombre personal de Jesús fue reemplazado en gran parte por su título, Cristo.
¿Por qué Tácito llama a Pilatos "procurador" en lugar de "prefecto"?
La mayoría de los estudiosos creen que el título del Nuevo Testamento ("prefecto") era correcto, y Tácito tenía este título equivocado. Van Voorst escribe, "La mayoría de los estudiosos creen que el uso de Tácito de 'procurador' fue anacrónico, porque este título cambió de prefecto a procurador después del año 41 d.C." [9]
La arqueología más tarde reivindicó a Poncio Pilatos. El arqueólogo James Hoffmeier escribe, "En 1961 se descubrió una inscripción parcial con su nombre allí [Palestina] que dice: PONTIUS PILATUS PREFECTUS IUDAEAE, 'Poncio Pilatos, Prefecto [gobernador] de Judea." [10] Esta inscripción data del 31 d.C. [11]
En artículos siguientes, veremos otras fuentes extra-bíblicas que se refieren a Jesús de Nazaret. Por ahora, este extracto de Tácito nos da varios comentarios importantes que corroboran el registro histórico del Nuevo Testamento: (1) Los cristianos tomaron el nombre de su fundador: Cristo (cf. Hechos 11:26). (2) Jesús murió bajo el reinado de Poncio Pilato (26-36 d.C.), [12] y del emperador Tiberio (14-37 d.C.), lo que concuerda con el Nuevo Testamento (Lc. 3:1). (3) La referencia de Tácito a la "pena extrema" es seguramente una alusión a la crucifixión. Los romanos consideraban la crucifixión como la muerte más vergonzosa imaginable. [13] (4) Una "inmensa multitud" de cristianos había surgido en Roma en el 64 d.C., incluso bajo una intensa persecución.
Referencias
[1] Hitchens, Christopher. God Is Not Great: How Religion Poisons Everything [Dios no es grande: Cómo la religión envenena todo]. New York: Twelve, 2007. 114.
[2] Russell, Bertrand. Why I Am Not a Christian [Por qué no soy Cristiano]. London: George Allen and Unwin. 1957. 16.
[3] Van Voorst, Robert. Jesus outside the New Testament: An Introduction to the Ancient Evidence [Jesús fuera del Nuevo Testamento: Una introducción a la evidencia antigua]. Grand Rapids, MI; Cambridge, UK: William B. Eerdmans Publishing Company. 2000. 39.
[4] Cornelio Tácito, Anales, 15:44.
[5] Van Voorst, Robert. Jesus outside the New Testament: An Introduction to the Ancient Evidence [Jesús fuera del Nuevo Testamento: Una introducción a la evidencia antigua]. Grand Rapids, MI; Cambridge, UK: William B. Eerdmans Publishing Company. 2000. 42-43.
[6] Norma Miller escribe: “Los bien intencionados glosadores paganos de los textos antiguos no se expresan normalmente en el latín de Tácito.” Norma P. Miller, Tacitus: Annals XV (London: Macmillan, 1973) xxviii. Cited in Van Voorst, Robert. Jesus outside the New Testament: An Introduction to the Ancient Evidence. Grand Rapids, MI; Cambridge, UK: William B. Eerdmans Publishing Company. 2000. 43. Van Voorst escribe: “Tacitus certainly did not draw, directly or indirectly, on writings that came to form the New Testament. No literary or oral dependence can be demonstrated between his description and the Gospel accounts.” (p.49)
[7] Habermas, Gary R., and Mike Licona. The Case for the Resurrection of Jesus [El caso de la Resurrección de Jesús]. Grand Rapids, MI: Kregel Publications, 2004. 273.
[8] Meier, John P. A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesus. Volume 1. New York: Doubleday, 1991. 90.
[9] Van Voorst, Robert. Jesus outside the New Testament: An Introduction to the Ancient Evidence. Grand Rapids, MI; Cambridge, UK: William B. Eerdmans Publishing Company. 2000. 48.
[10] Hoffmeier, James Karl. The Archaeology of the Bible. Oxford: Lion, 2008. 155.
[11] Van Voorst, Robert. Jesus outside the New Testament: An Introduction to the Ancient Evidence. Grand Rapids, MI; Cambridge, UK: William B. Eerdmans Publishing Company. 2000. 48.
[12] Philo, Legation to Gaius 299–305; Josephus, Jewish War 2.9.2–4 §169–77; Antiquities 18.3.1–4.2 §55–64, 85–89.
[13] See Cicero, Against Verres II.v.64. paragraph 165; II.v.66, paragraph 170.
Tradución: Andrés Vásquez
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