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¿ES DIOS UN MONSTRUO MORAL POR LA EJECUCIÓN DE LOS CANANEOS?



Por Samuel Giraldo




INTRODUCCIÓN


Probablemente uno de los ataques más frecuentes por parte de los escépticos a la fe cristiana provenga del relato bíblico sobre la ejecución de cananeos, narrado en los libros de Deuteronomio y Josué. En los cuales, según argumentan los incrédulos, lejos de mostrarnos a un Dios de amor y misericordia, se nos muestra a un Dios maligno e injusto con el pueblo cananeo. Esto, aparentemente, entraría en contradicción con el Dios omnibenevolente que nos presenta el cristianismo; y por ello, me acercaré objetivamente a los hechos y causas que provocaron que Dios ordenara la ejecución de estos pueblos; y al final, determinaremos si este mandato fue injusto o no.


CONTEXTO DE LOS RELATOS


- DEUTERONOMIO: En el libro de Deuteronomio, escrito por Moisés, se nos narra la preparación de parte de Dios hacía su pueblo, antes de llegar a la tierra prometida (Canaán). En los primeros capítulos se nos cuenta cómo Dios trató y corrigió al pueblo israelita luego de una actitud retadora que tuvieron contra Él. Luego de ello, pasaron 38 años para que Dios volviera a guiarlos hacia el río Jordán, que era el lugar en donde empezarían la conquista de la tierra que el Señor les separó. En el transcurso de la movilización de Israel hacía el Jordán, Dios, a través de Moisés, empieza a dar órdenes, leyes y advertencias a su pueblo sobre la conducta que debían ejercer con las naciones que habitaban la tierra por conquistar. Entre algunos de los mandatos están:


  • Advertencias sobre la idolatría y prácticas deshonrosas de esas naciones (Deut. 7, 12:29, 18:9)

  • Exhortación a obedecer siempre al Señor (6:0, 7:6, 8:11)

  • Leyes sobre cómo tratar a pueblos lejanos (2:5-19, 20:11)

  • Bendiciones y recompensas de la obediencia (7:12, 28)

  • Consecuencias de la desobediencia y condiciones para la restauración (28:15, 28:49, 30)


- JOSUÉ: En el libro de Josué, escrito posiblemente por él mismo, se nos narran las conquistas del pueblo Israelita en la tierra prometida (Canaán). El libro comienza con Dios confirmando su promesa a Josué; donde YHWH le recuerda que no debe temer a las naciones enemigas, dado que Él, su Señor, lo acompañará en todas las batallas. Días más tarde, Dios abre el río Jordán para que su pueblo logré cruzarlo; lo cual también sirvió de señal para los israelitas. Ya que con este milagro, Dios les estaba comunicando que Él estaría con Josué del mismo modo que estuvo con Moisés. En los capítulos posteriores encontramos los siguientes relatos:


  • Las conquistas de Jericó (6:12) y Hai (8:1-29)

  • La alianza con los Gabaonitas (9:18-21)

  • El enfrentamiento de los israelitas con los reyes amorreos de las montañas (10:1-43)

  • El enfrentamiento con la alianza de Jabín (11:1-15)

  • La repartición de toda la tierra conquistada entre las 12 tribus de Israel



HISTORIA BREVE DE LA PROMESA DE LA TIERRA PROMETIDA


La promesa de la tierra prometida, fue hecha por Dios en primer lugar a Abraham. Dios le dice que lo bendecirá y que formará un pueblo de su descendencia, el cual será de bendición para todas las naciones. Además, Dios promete darles una tierra donde habitar; pero avisa que eso sucederá luego de que su pueblo sea esclavo y oprimido 400 años en una nación ajena, a la cual Dios juzgará posteriormente, y recién ocurrido esto último, podrán dirigirse a la tierra separada para ellos.


Pero, ¿por qué Dios estaba dispuesto a esperar 400 años para recién darles la tierra? Bueno, Génesis 15:16 nos da la respuesta:


“Y en la cuarta generación volverán acá (Canaán); porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.”

De acuerdo a este relato bíblico, Dios iba a entregar la tierra prometida a Israel cuando la maldad del pueblo amorreo, que en ese tiempo habitaba Canaán, llegará a su colmo. Es decir, Dios, por medio de Israel, iba a juzgar a los pueblos cananeos a causa de su maldad y perversidad. Luego de ello, Dios les deja en claro a los israelitas sobre por qué les daría la tierra de esas naciones. Deuteronomio 9:4-5 dice lo siguiente:


“No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mí justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja delante de ti. No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.”

Como vemos, Dios les deja bien en claro que no era por su justicia que ellos heredarían la tierra de Canaán, sino que era a causa de la impiedad de estas naciones. Esto último nos lleva a otra pregunta: ¿Qué tan malvados eran estos pueblos para recibir un juicio directo de Dios? Pues veamos.


PRÁCTICAS DE LOS CANANEOS


En la escritura reiteradas veces encontramos advertencias de parte de Dios a su pueblo sobre las prácticas abominables de las naciones paganas. Dios les dice que estas cosas no le agradan, y que tengan cuidado en mezclarse con esas costumbres porque son abominación para Él (Lev 18:26-27). Con respecto a las costumbres de las naciones de Canaán tenemos los siguientes pasajes:


  • Sacrificios por fuego de hijos e hijas a los dioses (Deut 12:31, Salmo 106:36-38, Lv 18:21-24, Deut 18:10, )

  • Fornicación, adulterio y zoofilia (Lev 18: 22-24)

  • Idolatría; la cual influenció para que llevarán a cabo orgías en sus templos y matanzas sangrientas para la diosa Anath. (Deut 7, 12:29, 18)

En relación a lo último, el arqueólogo William Albright escribe sobre la diosa Anath:


“La sangre era tan profunda que se metió hasta las rodillas, mejor dicho, hasta el cuello. Debajo de sus pies había cabezas humanas, sobre sus manos humanas volaban como langostas. En su deleite sensual, se adornaba con cabezas suspendidas mientras se ataba las manos a la faja. Su alegría por la carnicería se describe en un lenguaje aún más sádico: "Su hígado se hinchó de risa, su corazón estaba lleno de alegría, el hígado de Anath (estaba lleno de) exaltación (?). Después, Anath "quedó satisfecho" y se lavó sus manos en sangre humana antes de proceder a otras ocupaciones.” [1]

Como vemos, los habitantes de Canaán practicaban costumbres sanguinarias a los ojos de Dios. Ellos de ninguna manera eran naciones moralmente justas; muy por el contrario, eran tan despiadadas que estaban dispuestas a entregar a sus hijos al fuego por un ídolo. Por estas prácticas es que Dios decide juzgarlos, ya que su maldad había traspasado el límite y solo quedó el juicio divino como último recurso.


EL JUICIO SOBRE LOS PUEBLOS CANANEOS


Como hemos visto anteriormente, Dios ya había determinado juzgar a los pueblos cananeos a causa de su perversidad moral. En el libro de Deuteronomio, Dios, a través de Moisés, le comunica a su pueblo sobre el juicio al que sometería a las naciones cananeas. Deuteronomio 7:1-5 dice:


“Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ella misericordia. Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a sus dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto. Mas así habéis de hacer con ellos: sus altares destruiréis; y quebraréis sus estatuas, y destruiréis sus imágenes de Asera, y quemaréis sus esculturas en el fuego.”

Aquí, además de narrar el juicio de los pueblos cananeos, se nos muestre la importancia que Dios le daba a la pureza de su pueblo. Él había elegido un pueblo con el cual iba a bendecir a todas las naciones de la tierra; y por tanto, quería mantenerlos alejados de las perversidades en las cuales habían caído las naciones vecinas (Deut 18:9, 12:31, 13:6, 12:29).


Luego, encontramos este otro relato sobre el juicio hacía los cananeos en Deuteronomio 20:16-18:


“Pero las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado; para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios.”

En estos versículos, nuevamente, observamos el cuidado que Dios tenía con su pueblo. Él ya había decretado el juicio contra los cananeos por su idolatría (recordemos que la idolatría era un pecado muy grave. En 1 corintios 10:19-20, se nos dice que los sacrificios a los ídolos, en realidad, eran dirigidos a los demonios) y, por ello, les dijo que destruyeran todo lo relacionado a la idolatría; de ese modo, el pueblo Israelita no caería en las abominaciones que practicaban los cananeos.


Posteriormente al comunicado de Dios sobre cómo debían actuar al entrar en Canaán, Moisés fallece y deja su puesto a Josué. Este último sería el encargado de llevar a cabo la conquista de la tierra. Y efectivamente, en el libro de Josué encontramos las siguientes batallas con los cananeos:


  • JERICÓ: “Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia delante y la tomaron. Y destruyeron a filo de espada a todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.” Josué 6:20-21


Aquí es claro resaltar algo, Jericó no era una ciudad donde habitaban poblaciones comunes. De hecho, Jericó, Hai (lugar que tocaremos posteriormente) y muchas otras ciudades canaanitas se utilizaron principalmente para edificios y operaciones del Gobierno, mientras que el resto de la población (incluidos mujeres y niños) vivía en el campo circundante. Las cartas de Amarna (siglo XIV a.C) –que era la correspondencia entre los fariseos, egipcios y los líderes en Canaán y regiones circundantes- revelan que las ciudadelas como Siquem o Jericó eran distintas de sus centros de población. Entonces, el fuerte de Jericó en realidad era un centro destinado al gobierno y las cuotas militares; aquí es donde residían el rey, el ejército y el sacerdocio. Y por último, en estas ciudades habían “tabernas”(generalmente manejadas por prostitutas) en las cuales las caravanas y mensajeros pasaban la noche; esto explicaría la presencia de mujeres en la ciudad, las cuales obviamente habían participado del pecado de la nación.


  • HAI: En Josué capítulo 8, el autor nos narra la estrategia para tomar la ciudad de Hai. Los israelitas primero fingieron huir de los guerreros de Hai por el desierto (Josué 8:15); pero al momento en que todos los guerreros estuvieron fuera de la ciudad (Josué 8:17), el pueblo escogido prendió fuego a dicha urbe, y de esta manera lograron acorralarlos (Josué 8:22) y derrotarlos a filo de espada.


Como vimos en el apartado anterior, Hai era una fortaleza real. Esto explicaría porque en el relato se nos dice que “los guerreros” salieron al encuentro de Israel. Además, se dicen que salieron todos, lo que nos lleva a otra pregunta: Si todos salieron a batallar ¿En realidad había mujeres en Hai? Bueno, podrían haber sido mujeres dispuestas a la guerra, o también prostitutas como en Jericó; pero esta vez dejaré que Paul Copan nos dé su respuesta:


“Dado lo que sabemos sobre la vida cananea en la edad del Bronce, Jericó y Hai fueron fortalezas militares. (…) eso significa que las guerras de Israel aquí se dirigieron hacia el gobierno y las cuotas militares; aquí residían el rey, el ejército y el sacerdocio. El uso de “mujeres” y “jóvenes y mayores” no era más que un antiguo idioma del Cercano Oriente que podía usarse incluso si las mujeres y los jóvenes y ancianos no vivían allí.” [2]

Obviamente hubo más acontecimientos y batallas:


  • Los gabaonitas escucharon las hazañas del pueblo Israelita y se unieron a ellos por temor a Dios (Josué 9).

  • Batalla contra la alianza de los 5 reyes amorreos de las montañas (Josué 10)

  • Batalla contra la alianza de Jabín, la cual era una alianza entre los pueblos de las montañas, los reyes del norte, los reyes del sur y los reyes de occidente (Josué 11:1)

  • Las batallas con los reyes de Jarmut, Laquis, Eglón, Gezer, Geder, Horma, Libna, Adulam, Maceda, Tapúa, Afec, Madón, etc. (Josue 12:7)


En resumidas cuentas, este es lo que los libros de Deuteronomio y Josué relatan acerca del juicio de Canaán. Podríamos hablar detalladamente de todas las batallas en las que Josué venció, y las que perdió por desobediencia del pueblo, pero para no hacer este escrito tan extenso, empezaré a tocar los puntos “conflictivos” que siempre son frecuentes cuando hablamos de los cananeos.



¿SABÍAN LOS CANANEOS QUE DIOS LOS JUZGARÍA?


Como vimos anteriormente, Dios juzgó a las naciones cananeas por su perversidad moral (idolatría, adulterio, zoofilia, etc). Pero, ¿Dios no pudo advertirles y hacer que se arrepientan? Bueno, de hecho los cananeos si tenían conocimiento del Dios de los israelitas. Primero, Dios hace 40 años que había juzgado a Egipto y sacado a su pueblo de esa nación. Los cananeos tenían comunicación directa con Egipto (Las cartas de Amarna), no creo que en los 40 años que estuvo Israel por el desierto, no haya llegado una noticia a los cananeos sobre lo sucedido en Egipto. Segundo, en varios pasajes vemos que existen personajes cananeos conscientes de que Dios los juzgaría y que sus tierras se las daría a Israel.


Josué 2:9-10:

“Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país han desmayado por causa de vosotros. Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto…”

Josué 9: 9-10:

“Y ellos respondieron: Tus siervos han venido de tierra muy lejana, por causa del nombre de Jehová tu Dios, porque hemos oído su fama, y todo lo que hizo en Egipto, y todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán: a Sehón rey de Hesbón, y a Og rey de Basán, que estaba en Asbarot.

Como vemos, los cananeos estaban muy conscientes y enterados de que Dios los juzgaría. No tenían excusa, podrían haber desertado de luchar como lo hicieron los gabaonitas (Josué 9:3-21) o rendirse como la ramera Rahab (Josué2:12-13); pero todo lo contrario, los reyes decidieron hacerles frente y procurar matarles (Josué 9:1-2, Josué 10:1-4, Josué 11:1-5) Por lo tanto, los cananeos sí supieron que Dios los juzgaría; y, además de eso, tuvieron la oportunidad de rendirse y arrepentirse, pero no lo hicieron.


PERO, ¿Y QUÉ CON LOS PASAJES DONDE SE DICEN QUE MATARON NIÑOS?


Bueno, a pesar de que esos pasajes no están hablando de los cananeos en el tiempo de la conquista con Josué, daré dos respuestas: una de Paul Copan y la otra, mía.


Paul Copan:


“En 1 Samuel 15, (…) Dios le dice a Saúl que "destruya por completo [haram]" y "no perdone" a los amalecitas: "maten hombres y mujeres, niños y bebés, bueyes y ovejas, camellos y asnos" (v. 3). Al final del capítulo, Saúl aparentemente mató a todos los amalecitas, excepto el rey Agag, y ha ahorrado mucho ganado. Al igual que con las historias en Josué, la lectura superficial aquí es que Saúl acabó con todos los amalecitas. Pero, ¿Quiénes eran los amalecitas? Estas personas nómadas eran enemigos de Israel desde el primer día después del cruce del Mar Rojo (Éxodo 17). Cansado y sin preparación para luchar, Israel se enfrentó a un pueblo feroz que no mostró ninguna preocupación por la vulnerable población israelita. Los amalecitas fueron implacables en su objetivo de destruir a Israel, y continuaron siendo una espina en el costado de Israel por generaciones (por ejemplo, Jueces 3:13; 6: 3-5; 33; 7:12; 10:12; etc.)


De nuevo, la historia de 1 Samuel 15 parece ser un caso claro de destrucción total. No hay amalecitas restantes, ¿verdad? ¡Incorrecto! En 1 Samuel 27: 8, "David y sus hombres subieron y asaltaron a Geshurites y Girzites", ¡y a los amalecitas "completamente destruidos"! ¿Pero fue ese el final de ellos? No, vuelven a aparecer en 1 Samuel 30: los amalecitas hicieron una de sus infames incursiones (v. 1); David los persiguió para recuperar a los israelitas y el botín que los amalecitas habían tomado (v. 18); y cuatrocientos de ellos escaparon (v. 17).


Así que, contrariamente a la impresión común, Saúl no eliminó a todos los amalecitas, algo que el mismo Samuel deja en claro. E incluso David no completó el trabajo. Los amalecitas todavía estaban presentes durante la época del rey Ezequías 250 años después (1 Crónicas 4:43).


¿La moraleja de la historia? No adopte simplemente la lectura superficial acerca de que Saúl "destruyó por completo" a los amalecitas. De hecho, probablemente la ciudad de “Amelec” fue un campamento militar fortificado. (…) (Entonces) cuando leemos frases como la destrucción de "todo lo que respira", debemos ser más cautelosos. La expresión "hombres y mujeres" o frases similares parecen ser estereotipadas para describir a todos los habitantes de una ciudad o región, "sin predisponer al lector a asumir nada más sobre sus edades o incluso sus géneros". [3]


Mi respuesta:


Ya vimos que Copan argumenta, de manera firme y convincente creo yo, que las frases “a todo ser viviente”, “hombre y mujer, joven y viejo” y “niños y mujeres” son usadas en forma de hipérbole (figura literaria que consiste en aumentar o disminuir de forma excesiva una característica o propiedad de lo que se está hablando) para dar a entender que Israel había vencido. Pero, a diferencia de él, yo daré una respuesta suponiendo que si ocurrieron las muertes de los niños. Por ejemplo, en y Deuteronomio 2:34 Deuteronomio 3:6, Moisés nos cuenta que ellos derrotaron a Sehón y a Og, y además de que no dejaron ser viviente (adultos, ancianos, mujeres y niños). Ahora, las hombres y mujeres fueron juzgados a causa de su pecado e idolatría; pero ¿Y los niños? Bueno, tengamos en cuenta que los niños estaban familiarizados con las prácticas paganas de estos pueblos; y aunque no optaré por argumentar que todos los niños eran culpables, ciertamente debemos ser conscientes que algunos si debieron estar sumergidos en pecado.


Pero no me enfocaré en los que cometieron perversidad, sino en los que eran “inocentes”. ¿Qué culpa tenían ellos de los pecados del pueblo? Bien, según Deuteronomio 1: 39, los niños no tiene conocimiento ni del bien ni del mal; es decir, estos niños eran inocentes a los ojos de Dios; por lo tanto, al morir, muy fácilmente Dios los hubo aceptado en el Cielo y además librado de que crecieran y cometieran los mismos pecados que sus padres hicieron, lo cual, los llevaría al infierno. Entonces, lo que aparentemente vemos como un castigo injusto; muy probablemente fue un acto de salvación de este mundo corrompido por el pecado, y también, de una muy probable condenación futura


CONCLUSIÓN


Como hemos visto, Dios, debido a su justicia y santidad, tuvo que mandar un juicio sobre los cananeos a causa de su perversidad y abominación. De ninguna manera el castigo fue injusto; de hecho, hasta vimos que ellos tuvieron la oportunidad de arrepentirse, pero no lo hicieron. Y es que Dios siempre estuvo dispuesto a perdonarlos, como pasó con Rahab, los gabaonitas e incluso con los cananeos que sobrevivieron y luego formaron parte de Israel; pero a causa de su desobediencia (Hebreos 11:31) y su maldad (Deuteronomio 9:4-5) Dios tuvo que darles justo juicio de acuerdo a sus obras.

 
 
 

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Por Andrés Vásquez, estudiante de Ciencia Política en la Pontifica Universidad Católica del Perú y autodidacta en temas de Filosofía y Teología.

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